Marzo 2019 – Los índices suben, ¿a nadie le preocupa el Brexit?

En marzo, se ponen a prueba otra vez los nervios de los inversores; en este caso, los de los que se han perdido parte de la subida. Los índices vuelven a rozar máximos sin haber mejorado nada más sustancial que las actitudes de los que están sentados en dos mesas muy concretas: la de la FED y la de negociación de aranceles USA-China. El resto de datos macro en general no son mejores que lo que veíamos en el último trimestre de 2018.

En resumen, congelación de la subida de tipos a los dos lados del Atlántico (por ahora) y vuelven a subir bonos y acciones defensivas. Relajación de tensiones con China y suben las compañías más afectadas por los aranceles.

¿Vuelve a ir todo bien, entonces?

Desde nuestro punto de vista, no. Entramos en el otro lado del espejo de lo sucedido en diciembre cuando las valoraciones caían, sin justificación fundamental alguna. Ahora las valoraciones suben con la misma irracionalidad, probablemente movidas por flujos de inversores de momentum, algoritmos cuantitativos y análisis técnico, que basan sus decisiones en que el mercado ha roto la resistencia que lo mantenía bajista y que ahora podría volver a alcista si se consolida la tendencia.

«El mercado ha subido pero con enorme dispersión de resultados»

El mercado ha subido pero con enorme dispersión de resultados. Las compañías defensivas, en general de gran capitalización, empujan los índices hacia arriba pero las compañías más cíclicas y dependientes del crecimiento mundial mantienen una estructura aún bajista por cotizar nubarrones a futuro. En Estados Unidos los resultados siguen apuntando a una desaceleración (que no recesión) pero la ventas a minoristas ya no muestran tanta alegría. En Europa, su principal motor, Alemania, se desacelera de forma notable, con PMIs muy cambiantes y algunos apuntando a recesión. Otro gran motor europeo, el Reino Unido, no solo empuja en dirección contraria a los intereses europeos, sino que corre el riesgo de griparse y pasarse un tiempo en el taller. Un Brexit duro, cuyas probabilidades aumentan, afectaría de forma directa al PIB francés con un gran flujo de mercancías a través del túnel del Canal de La Mancha.

«El Reino Unido, no solo empuja en dirección contraria a los intereses europeos, sino que corre el riesgo de griparse y pasarse un tiempo en el taller»

Los ingleses no se van a poner de acuerdo ni aunque los encierren como a los 19 cardenales del cónclave de 1268. Después de un año sin decisión los incomunicaron, y como eso no fue suficiente les racionaron la comida. Como eso tampoco les decidía, quitaron parte del techo del palacio para que su estancia resultara menos placentera. La elección del papa Gregorio X no llegó hasta el 27 de marzo de 1272. ¡34 meses después! Y la razón que aún no hayan llegado a un acuerdo es comprensible. Si acceden a un acuerdo a la Noruega, tendrán que transigir con la mayoría de directivas y condiciones europeas pero sin participar de su elaboración como hasta ahora con su presencia en los órganos legislativos europeos. Si optan por el Brexit duro se arriesgan a crear una fractura irreparable en el reino (Escocia, Irlanda del Norte…) y a una dura recesión inicialmente. Teniendo que elegir entre lo malo y lo peor, se entiende el dilema.

¿Que supone este escenario para el inversor? Un dilema equivalente.

«Prudencia para los conservadores, oportunidad para los más osados»

Prudencia para los conservadores, oportunidad para los más osados. En nuestro caso estamos más del lado de la prudencia y hemos aumentado coberturas, sin olvidar que mientras siga relajada la política monetaria y no se atisbe la recesión, los mercados pueden seguir tirando.